Sigo el sendero de mi propósito divino, y vivo prósperamente.
Prosperidad
Mantengo mi intención de cumplir mi propósito divino de ser la mejor expresión de Cristo que puedo ser en todo momento.
Al hacerlo, no tengo dudas de que ando en el camino correcto. Veo los maravillosos resultados, tanto espiritual, material como físicamente.
Mantengo mi camino seguro gracias a la oración. Estoy siempre receptivo a la dirección divina y mantengo la disposición de compartir la abundancia del bien de mi vida con otros.
Pongo mi atención en el silbo apacible y delicado en mí. Dios me guía hacia todo lo que me enriquece y enriquece a mis seres queridos. Doy y recibo en una circulación de bien que bendice continuamente al mundo.
“Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.”—Efesios 2:10
miércoles, 3 de junio de 2009
PALABRA DIARIA
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